Ausencia de estudiantes en las aulas de clase

En el 2007 en varios municipios de Cundinamarca se evidenció de manera muy marcada la ausencia de estudiantes en muchas instituciones educativas públicas; caso que se ve reflejado en la falta de estudiantes matriculados en el sistema educativo. La situación es alarmante, pues muchas instituciones pueden verse en la obligación de cerrar varios cursos por no contar con el número mínimo de estudiantes matriculados para un grado determinado y que es reglamentado a nivel nacional.

Al respecto surgen preguntas como: ¿por qué los niños, niñas y jóvenes en edad escolar tanto de los sectores urbanos como rulares no quieren ir a la escuela?, o ¿por qué los padres no matriculan a sus hijos dentro del sistema educativo?, ¿qué está pasando con la educación pública?.

Colombia es un país en donde la mayoría de su población vive en condiciones de pobreza, tanto material como intelectual. Muchos de los padres realizan trabajos para los que no se requiere un nivel avanzado de estudios. En el momento en que el hijo comienza a identificarse con su padre, puede llegar a pensar que para conseguir un trabajo similar, no necesita estudiar.

En este mismo contexto, muchas veces debido a las necesidades de alimentación, vivienda, seguridad y salud, varias familias con el ánimo de conseguir un ingreso extra, deben enviar a sus hijos en edad escolar a trabajar en diferentes labores, reemplazando así la educación por el trabajo; situación que conlleva a que los jóvenes vean en oficios pasajeros la oportunidad de ganar dinero sin necesidad de desgastarse con los libros.

Esto no significa que el trabajo por algunas horas quizás los fines de semana, sea algo perjudicial para los hijos, lo que importa es que en la familia se vea este como una opción para ir fortaleciendo el concepto de responsabilidad y no como una forma de vida en la que la educación pasa a un segundo plano.

Sumado a esto puede existir la concepción que tienen algunos padres, principalmente en los sectores rurales, de ver la educación como una perdida de tiempo; pues consideran que el periodo que pasan sus hijos en las escuelas podría ser mejor aprovechado en la realización de las labores del campo, ya que estás han sido parte de su proyecto de vida. Desconociendo, además, que la escuela no es solo un espacio para aprender a leer y a escribir, sino que allí los seres humanos adquieren herramientas que les permiten valorarse y proyectar su desarrollo personal en todos los niveles.

Así mismo, la inseguridad y el miedo de enfrentarse a situaciones desconocidas, puede llevar a los hijos de padres con bajo nivel de escolaridad, a no querer ingresar a la escuela. Para un hijo de padres educados, asistir a la escuela no conlleva una ruptura cultural; contrario a esto, para un niño o joven criado en un hogar cuyos padres cuentan con un bajo nivel de educación, significa adaptarse a códigos lingüísticos, estilos de pensamiento y formas de conducta que le son poco familiares, generando un rechazo al ambiente educativo.

Sumado a esto, en la actualidad, en los sectores urbanos se ha perdido la confianza en la educación pública, pues se observan dinámicas regresivas al interior de las instituciones, que se ven reflejadas en la falta de organización, en la poca planeación de las acciones, en la limitada participación de los docentes, en la búsqueda de soluciones a las diversas problemáticas que afectan a la institución

Sin embargo, pese a todo esto en las instituciones educativas siempre existirán docentes comprometidos con su labor, que luchan dentro y fuera de sus aulas para poder crear mejores ambientes de aprendizaje a partir de los recursos con los que se cuente; motivando tanto a los estudiantes como a los padres de familia a asistir a la escuela y a permanecer activo dentro del proceso educativo.

Es necesario iniciar procesos de formación con los padres de familia, que permitan reflexionar sobre las concepciones que se tienen sobre la educación y que a su vez les proporcionen un crecimiento como personas. Esto implica analizar junto a ellos, las oportunidades que se brindan al interior del hogar para el desarrollo personal de todos los miembros de la familia, al igual que indagar sobre los hábitos de trabajo, el tipo de orientación académica y el apoyo al estudio, la riqueza lingüística del medio familiar, las aspiraciones y expectativas de los padres tanto individuales como hacia sus hijos.

De esta manera se podrán emprender acciones que contribuyan a que los seres humanos, independientemente del contexto al que pertenezcan, vean en la educación una oportunidad para tener un mejor nivel sociocultural y una mejor calidad de vida, impidiendo que falte el deseo de asistir a la escuela.

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*