El músico Oreste Síndici y su relación con Sopó

Este insigne y singular personaje, autor de la música del Himno Nacional de Colombia, llegó a nuestro país en 1865, integrando una famosa compañía de ópera que había sido contratada para recrear a los criollos bogotanos en el Teatro Colón.

El joven Oreste Síndici de apenas 28 años, venía procedente de Italia donde ejercía varios oficios además de la música y el canto. En la época de su llegada, el ámbito intelectual del país y particularmente la capital de la República se encontraban sumergidos en las narraciones épicas de la independencia y las fogosas anécdotas de aquéllos que fueron parte de este magno suceso, dichos relatos eran el centro de las famosas ‘tertulias bogotanas’ que también adornaban los poetas con sus versos; los literatos y políticos ávidos de historias plasmaban los últimos acontecimientos.

Este contexto cautivó a Síndici quien decidió integrarse al quehacer bogotano con su oficio de músico. Se dedicó a la música religiosa vinculándose a la Iglesia de la Candelaria, Las Nieves y la Capilla del Sagrario entre otras, donde se celebraban misas cantadas muy apreciadas por la sociedad bogotana.

El vínculo del ilustre músico con el municipio de Sopó se origina a través de Miguel Antonio Caro (quien residía por temporadas en la Hacienda Casablanca Norte sector La Carolina). Caro era amigo personal de Rafael Nuñez presidente de la República y autor de la Letra del Himno nacional, razón por la que Sindici fue llamado por la presidencia para la composición de la partitura musical.

En el Libro de actas del Concejo Municipal de Sopó, con fecha 16 de abril de 1889 se encuentra registrada una petición del señor Inspector Escolar de la Provincia en la que solicita sean aclaradas las cuentas con el señor Oreste Sindice. El Himno nacional se cantó por primera vez en la ciudad de Cartagena el 11 de Noviembre de 1887.

Oreste Sindici, profesor de Sopó, autor de la música del Himno nacional, nació en 1837 y falleció en la ciudad de Bogotá en 1904. Sus restos se encuentran en un Mausoleo del Cementerio Central, que presenta serias señales de deterioro, signos ineludibles del evidente olvido de los colombianos.

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