Reviviendo Arte y Sueños

La Factoría de Arte y Sueños de Sopó fue un programa que se inició el 16 de febrero de 1998 como una opción cultural y artística donde jóvenes y adultos podían aprovechar su tiempo libre en esta escuela de música informal, que tenía como objetivo principal formar a través del arte y la música a un nuevo ciudadano.

Fueron aproximadamente 723 personas entre niños, jóvenes y adultos los que hicieron parte de este programa, que en su momento fue dirigido por el músico y gran amigo Luís Forero, más conocido como Lucho, quien con ayuda del señor alcalde de ese entonces sacaron adelante este proyecto y le dieron la oportunidad a muchos ciudadanos de expresarse y hacer conocer su música sin importar el estilo o gusto musical de las personas que allí llegaban, porque la factoría se caracterizó por tener gran variedad de géneros musicales entre ellos rock, pop, salsa, bolero, norteña, música colombiana, entre otros. Además contaba con instructores que dirigían las clases de canto, solfeo, batería, percusión, guitarra, saxofón, bajo y teclado.

La factoría tuvo varias sedes. En sus inicios fue en el colegio cooperativo, luego en una casa contigua a la iglesia, después en una casa finca arriba de la carrera 1a con calle 4ta, que fue costeada por el mismo Lucho. Al verse sin el apoyo que antes existía, tuvo que acudir a entidades como la Gobernación de Cundinamarca y la Empresa de Energía de Bogotá que facilitaron algunos recursos para continuar con el proyecto. Sus últimos días fueron en un local ubicado cerca al parque principal.

Durante sus 10 años de duración, sus grupos participaron en diferentes festivales a nivel nacional como el Festival Petronio Alvarez de música del pacifico en Cali; en Expo-música; se presentó en los canales City TV en el programa Sin cédula; en Señal Colombia en el programa Vida de Barrio; se realizaron más de 400 presentaciones en 23 municipios de Colombia y en las misas dominicales, que luego era precedida por el domingo cultural en el parque.

Fue una gran época en donde los miembros factorinos vieron cómo sus sueños y aptitudes eran posibles en este lugar; donde además de tocar y aprender teoría musical, podían hacer amigos, intercambiar ideas, música, bailar, ensayar coreografías que ellos mismos creaban. Se realizaban rifas para financiar sus actividades, pero lo más importante era recordar los valores que a veces olvidamos y con los que se pretendía formar mejores ciudadanos, ya que su director promovía conferencias didácticas de diversos temas, actividades lúdicas como el cine club, caminatas ecológicas, entre otras, con el fin de integrar a la comunidad. La factoría era un lugar donde no había impedimento para poder expresarse y decir lo que se pensaba, donde todas las ideas eran plasmadas en un lugar místico llamado el muro de los sueños; un espacio que podían decorar a su gusto, allí los factorinos podían celebrar sus cumpleaños, hacer tareas de colegio, jugar con un perro abandonado que se convirtió en la mascota y al cual llamaron factorino. Fue una buena época que extrañamos y recordamos con nostalgia, un sueño que se terminó debido a la falta de apoyo de las administraciones posteriores y por la falta de recursos.

En fin la factoría no solo era una escuela de musical informal, si no un proyecto comprometido con una labor social y con la juventud. Realmente hace falta otra factoría y sería muy bueno pensar en ello, ya que sabemos que en nuestro municipio existen jóvenes con mucho talento y expectativas, los cuales necesitan de un espacio para expresarse y revivir sus sueños. Se acerca un nuevo año, con nuevos gobernantes, esperemos que también emprendan buenos proyectos y en Sopó han existido modelos a seguir, la Factoría y sus sueños es uno de ellos.

3 comentarios

  1. Carolina Rodriguez

    Asi es… era un lugar mágico donde los sueños de muchos iniciarón y ahora son grandes músicos. Fueron tantos momentos que nunca olvidaresmos, el siempre apoyando los sueños de cada uno…Luchito nos dejo un gran legado y se merece los mejores homenajes.

  2. Si era más que una escuela de música era ser parte de una gran familia ya que lucho nos abrió las puertas de su casa igualmente su bella esposa Cristina y sus hijos Daniela y Luis Miguel compartíamos momentos de alegría gracias a ellos mis hermanas y yo tuvimos una linda infancia entre los ensayos y aprender un instrumento y los juegos de fútbol, nuestros cumpleaños y toda celebración era especial. Lucho de rebuscaba los recursos de lado a lado hasta que se canso de la falta de apoyo

  3. Gracias a la factoría muchos aprendimos a tocar y a interesarnos por la música, allí conformamos nuestros primero grupos, hicimos amigos y dejamos bellos recuerdos, gracias a ese proceso es que existe hoy la escuela recrearte y el espacio en la concha acústica aunque en este falta una mejor adecuación de la sala de ensayo pero bueno es lo que se tienen en el momento.

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