Don Nivia, una historia soposeña para recordar

Don nivia vendedor de lotería

Todos los días las calles del municipio de Sopó son recorridas por el señor Evaristo Nivia, un personaje particular pero muy conocido por los habitantes quienes lo identifican en cualquier parte que se encuentre, no solo por su trabajo, sino por su condición física. Lo entrevistamos y compartió con nosotros algunos apartes de su vida.

Don Nivia -como muchos lo conocen- se dedica desde hace más de 25 años a la venta de lotería, un trabajo que aunque no eligió  desempeñar, le ha dado formas para sostener a su familia y es que decir que no escogió ser el lotero del pueblo no es vano, pues su vida dio un giro inesperado cuando un infortunado día cayó 20 metros desde un árbol fracturándose la columna vertebral en 3 partes, quedando en silla de ruedas para toda su vida.

Desde aquel episodio ocurrido hace 30 años, tuvo que afrontar los drásticos cambios que se venían, pues los medicamentos y todo lo que se requería para sus terapias y mejorar su salud, siempre tenían de por medio dinero, dinero que en el momento estaba escaso conseguir, y a pesar que algunos medicamentos se los proporciona la EPS, en ocasiones debía desplazarse a otros municipios para conseguirlos y así calmar los dolores que todos los días están latentes. Además, mantener a su esposa y sus 5 hijos no daba espera.

Sin embargo, un día por casualidad estando en sus terapias de rutina escuchó a los médicos mencionar que estaban buscando una persona trabajadora que se encargara de hacer varios oficios en el hospital, él sin dudarlo recomendó a su esposa para que se vinculara y pudiera emplearse, después del periodo de prueba, doña Marina empezó con las labores que se le encomendaban y desde hace más de 20 años cuenta con un trabajo con el cual puede ayudarle a su esposo y a sus hijos.

El apoyo de su familia ha sido indispensable y su esposa se ha convertido es una de las razones para continuar diariamente en la lucha después del accidente, no menciona con exactitud cuanto lleva con ella pero con sonrisa picara cuenta que son cuarenta y pico de años a su lado.

A sus 77 años recuerda todo lo que ha ocurrido en el municipio, identifica cada calle y cada carrera y aunque no sabe cuantas personas conoce del pueblo, saluda con nombre y apellido a muchos transeúntes que pasan mientras charla con nosotros, evidentemente se ha convertido en uno de los soposeños más reconocidos y queridos del municipio.

Toda la vida ha vivido en Sopó, pues sus padres y abuelos son oriundos del municipio y aunque le gusta mucho estar aquí por la tranquilidad con la que puede recorrer en su silla de ruedas cada espacio, siente que su condición de salud le pide un cambio urgente porque el clima no ayuda mucho a su mejoría y el frío le genera molestias que el cuerpo le cobra cada día, pues como dice el popular adagio, «los años no llegan solos» y menos cuando se sufre un accidente.

«Me gusta vivir en Sopó porque es un lugar bonito para estar, recorro las calles y pues aquí la gente me conoce»

Don Evaristo por ahora seguirá vendiendo lotería y deseándole suerte a los habitantes de Sopó para que no solo ganen ellos, sino que sigan apoyando su negocio, pues aunque éste era bueno hace 12 años las cosas han cambiado y es lo único a lo que se ha dedicado.

Sobre Katherine Garzón Hernández

Participó por 5 años en la escuela de formación artística Recrearte, vinculada al área musical. Actualmente adelanta estudios de comunicación social en la universidad INPAHU. Hace un año forma parte del equipo de trabajo del periódico El Hablador.

Un comentario

  1. Darle reconocimiento a los habitantes de nuestro municipio es un acto de gran amor y sentimiento.
    Esta gran persona nos inspira a no estar quejándonos de nuestro trabajo y dificultades que son pocas comparadas con su discapacidad.

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