¿Amor? Ehh… pues… mmmmm

En estos días y desde siempre, nos resulta un poco difícil hablar de amor, ya que la mayoría no lo conocemos realmente, por eso llegamos a la duda de su existencia, sabemos que definirlo es imposible, porque con él no es buena solo la teoría sino la práctica; porque uno solo sabe que se quema cuando mete las manos al fuego, es por esto que a la hora de preguntarnos qué es, nos ponen en un dilema que al fin y al cabo ni siquiera el día que lo sintamos lo vamos a definir, porque este se siente y se vive. En este planeta donde parece que el amor no existiera, encontramos todavía quienes nos pueden afirmar su existencia, que sí es posible amar, también encontramos a quienes las mariposas se les vomitaron en el estómago y prefieren ni tocar el tema, y aquí llega una frase que a más de uno le va a dar vueltas en la cabeza: “el amor es una circunferencia equidistante de la curva infinita del dolor” Esto es porque hay quienes nos cuentan que otra parte del amor es el sufrimiento, que sin él no se hace tan fuerte…¿Fuerte?, encontramos la palabra que se ajusta a lo que queremos escuchar. Es fuerte, por eso te hace libre cuando es sincero y real, pero eh ahí el dilema, en nuestra generación muchos no han sentido el amor, porque les interesa más el goce que algo real, dicen… que eso llega ¿pero será que estamos realmente abiertos a ese encuentro? O estamos pensando en cosas tan momentáneas y rápidas que el señor Amor pasa por el lado y no nos damos cuenta.

Podemos repetir una vez más que no se elije a quién querer, que es algo fuera de lo natural, pero nos cuentan también que entre querer y amar existe una gran diferencia, que hay rangos en los que se puede medir, que es el mismo sentimiento solo que en diferentes grados. Con todo esto podemos decir que mucho o poco no hemos dejado de sentir, porque estamos vivos y nuestros sentidos nos permiten esta sensación que es simplemente ¡indefinible!

 

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