La recopilación sobre la prehistoria de Sopó se ha logrado gracias al hallazgo de yacimientos arqueológicos localizados en el contexto geográfico del municipio, cuyas evidencias materiales han sido objeto de estudio e interpretación por parte de eminentes científicos colombianos como Gonzalo Correal Urrego, Carl Langebaek y extranjeros como Gustaf Bolinder, cuyos informes no solo han innovado sino que transforman la visión sobre los antepasados de este terruño, pues nos remontan aproximadamente hasta 3.300 años antes del presente.
Los resultados de los análisis efectuados al material arqueológico, muestran que la Prehistoria de Sopó se condensa en dos etapas; una de mayor antigüedad cuyo desarrollo se ubica cronológicamente en el Período Herrera y/o Premuisca y la siguiente que corresponde al Período Muisca, que a su vez se divide en dos secuencias: Período Muisca Temprano y Período Muisca Prehispánico.
El nombre de Período Herrera, le fue asignado a una etapa de desarrollo humano formativo, en el que los patrones de asentamiento se registran no sólo en abrigos rocosos sino también a campo abierto y aparecen asociadas a la caza, recolección y fabricación de instrumentos líticos, indicios de alfarería y pequeñas prácticas agrícolas. Las primeras evidencias con este tipo de características localizadas en la sabana de Bogotá, se encontraron en el municipio de Mosquera, el sitio fue la “Laguna de La Herrera” de donde se derivó el nombre para este período.
El yacimiento arqueológico del Período Herrera en Sopó, fue reconocido por Carl Langebaek Rueda, en el sitio el Muelle I de la vereda de Meusa, y definido por el investigador como un lugar de trabajo y producción de sal mediante el sistema de evaporación. Entre las características citadas para la cerámica Herrera del Muelle se encuentran: decoración incisa, bordes doblados hacia fuera y aplicación de tiras verticales sobre el cuerpo de la vasija; en cuanto a los artefactos líticos Langebaek observó que el chert en que están elaborados no permitía la talla y es probablemente la razón por la cual presentan percusión mal controlada, también aclara que en la zona se presenta ausencia de silex, apto para la percusión y el retoque. El hallazgo contenía además numerosos restos de venado grande, venado pequeño, curíes y patos.
EL área ocupada por estos milenarios pobladores de Meusa-Sopó, se ha estimado en 2.500 metros cuadrados y la antigüedad del poblamiento con una datación aproximada de 3.300 años antes del presente.
En la próxima edición hablaremos sobre la siguiente etapa en la prehistoria de Sopó.