Dejar la idea de convertirse en veterinaria y empezar una vida artística sobre las tablas fue una difícil decisión, pero aún así ya estaba tomada y aunque al principio sus papás no la apoyaban, Gina no desistió de su idea de ser actriz.
Su interés por las artes lo descubrió en el colegio cuando se enfocó en la música practicando batería, actividad que posteriormente realizó en la escuela Recrearte. Allí por casualidad se cruzó con el salón de teatro, un espacio de donde salían gritos y curiosos personajes. “La música me dio ese respiro y la salida a conocer nuevas cosas y experiencias” y no es para menos, Gina pasaba los días en casa mirando televisión sin realizar más actividades a parte de la de cumplir con sus labores académicas. Pero fue justo en el momento en que vio a su primo Cristian en una presentación de clown, cuando decidido lanzarse al mundo del teatro, un arte que ella define como “salvador de personas”.
En el ultimo año de colegio empezó a hacer parte del grupo de teatro del CIC y pronto comenzó a realizar presentaciones en colegios y festivales. A pesar de hacer personajes secundarios estaba emocionada y nerviosa, el teatro se había convertido en su escapatoria, diversión y en un hobbie. En una de las presentaciones que se realizaban en diferentes municipios conoció uno de los jurados del festival, un cubano al que cariñosamente le llaman Moralito, tiempo después conocíó a Maikel, director de teatro que convocó a diferentes jóvenes talentosos para empezar un proyecto en el municipio de Sopó y entre todos le dieron vida a Espacio Teatral, una corporación artística a la que Gina considera como una familia, “nosotros vemos el teatro desde las tablas, desde su esencia”.
Al pasar el tiempo, Gina empezó a pensar en el teatro como profesión y se dedicó a buscar una universidad para iniciar la carrera. Así como muchas casualidades de su vida, un día caminando con su mamá vio la Escuela de Artes y Letras y a pesar de las dificultades, hoy cursa octavo semestre de arte dramático.
Su primera actuación en Espacio Teatral fue en la obra “Quieren casar a Malvina” y la última en la que participó fue en el monólogo titulado “Las penas saben nadar”, obra que califica hasta ahora como la más significativa de su carrera y la que ha sido más reconocida en el público. Actualmente, Gina está trabajando en un nuevo proyecto con el grupo y además está enseñando a niños soposeños a apreciar este arte.
“El teatro lo mantiene vivo a uno, lo más bonito que he encontrado, es ese carácter social que tiene con la gente, no solo es hacer teatro, es hacer comunidad”