En la iglesia Divino Salvador de Sopó, se encuentra la venerable y famosa colección de Arcángeles de gran interés histórico, se constituye en uno de los ejemplos de mayor importancia en este género pictórico. Provenientes del más rico legado artístico del siglo XVII, sobre los cuales hay muchas incognitas, conjeturas, hipótesis y suposiciones. Se cree que fueron pintadas al rededor de 1.650 y que llegaron a esta población en el siglo XVII, pero hasta 1.843 aparecen en el inventario parroquial.
Algunos investigadores y críticos atribuyen estos óleos a la paleta de quellos Figueroas de la colonia. Otros al quiteño Miguel de Santiago, hay quienes piensan con mayores razones, que los pintó Bernabé de Posadas.
Estos Arcángeles contienen un algo misterioso que los hace atractivos: resulta dificil en esta colección, clasificar las actitudes como masculinas o femeninas, con todo, puede señalarse la presencia de cierta gracia femenina en Uriel, Jehudiel, Rafael y Esriel. La típica Morfología de los Arcángeles obedece, de hecho, a su doble condición divina y humana, a su oficio de guardianes, mensajeros y servidores de Dios.