Los individuos utilizan para la formación de su pensamiento la racionalidad y sus emociones; estas últimas son consideradas como el motor de su desarrollo.
Es así como los factores emocionales cumplen un papel esencial dentro de los contextos educativos, pues generan uno de los grandes retos que tiene la educación y que está relacionado con incentivar en los estudiantes el deseo por aprender.
Cuando se logran mezclar las emociones con los conocimientos, los sujetos encuentran un sentido a sus aprendizajes y se motivan por buscar nuevos desafíos en su proceso de formación. Infortunadamente esto no es tarea fácil en una sociedad en la que no solo la escuela debe preocuparse por buscar en los sujetos el surgimiento de su deseo de educarse, sino que además debe suplir las carencias afectivas que tienen los individuos desde su seno familiar y que influyen directamente en su deseo de superación.
Sumado a esto existen dentro de las culturas diferentes imaginarios frente a las emociones, pues se consideran como defectos que tiene la especie humana, o se incluyen dentro de patrones de crianza que exageran o reprimen su expresión por considerarlas indispensables o poco aptas para los géneros masculino y femenino.
Igualmente, no se puede desconocer la influencia de las emociones en la toma de decisiones, en la solución de problemas y en la generación de imágenes, ya que dependiendo del estado anímico que acompañe a un sujeto en un momento determinado, éste enfrentará los conflictos que se le presenten o podrá plasmarlas en imágenes o en textos escritos, tal y como lo hacen los artistas y escritores.
Todo lo anterior apunta a reconocer la necesidad que existe de fomentar dentro de las escuelas, procesos que busquen la educación de las emociones en los individuos, incentivando la expresión de las mismas, por ejemplo a través del arte visual y/o literario; o dando la oportunidad a los estudiantes de intercambiar ideas con respecto a los significados de las creaciones, para poder inducir en estos una comprensión y una concientización paulatina, de las mismas a lo largo de la vida.
Así mismo, se hace indispensable indagar dentro de las aulas qué tipo de estrategias pueden llegar a ser las más efectivas, para vincular la evocación de emociones con el proceso de aprendizaje, influyendo muy seguramente en el desarrollo de la imaginación y creatividad de los estudiantes.