La época prehistórica del continente americano está aún envuelta en un misterio profundo. El pueblo Muisca, donde se encontraban Sopó, Cueca y Meusa, no conservaba ningún recuerdo de civilizaciones anteriores, sus habitantes se consideraban autóctonos, hijos de agua, pues fomentaban sus creencias en el mito de Bachué, Diosa incomparable, de rostro hermoso y cuerpo esbelto, que emergió de la Laguna de Iguaque con un niño, que al paso de los años, se convirtió en su esposo y poblaron el mundo.
El Cacique Sopó ejercía el oficio de recaudador de impuestos a órdenes del Cacique Guatavita, que era el más importante en la comarca; las ofrendas que él recaudaba eran oro, esmeraldas, perfumes, comida y plantas olorosas. Alguna vez Sopó se presentó con afán y desesperación en busca de Guatavita para informarle…
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