En el mes de junio los padres son los protagonistas, y es que su figura hace referencia a la fuerza, protección y amor, convirtiéndose en un ser heroico. En Sopó encontramos tres padres extremos que dedican parte de su tiempo a actividades de alto riesgo, pero aseguran que a pesar de los peligros no hay nada más duro que ser padre.
Miguel David Martínez Prieto – Piloto e instructor nacional de parapente
Desde 1999 empezó a volar, cumpliendo ya 19 años en la profesión. Es padre de 2 niñas, la mayor de 5 años y La menor de 3. “Son labores diferentes, pero en una enseño y en la otra aprendo” asegura. Las dos son tareas con altas responsabilidades y asumirlas implica mantenerse en constante aprendizaje, pues así como cambian las condiciones climáticas, cambian los tiempos, y ser padre es una tarea que se debe cumplir hasta el último día. En su trabajo como piloto, instructor y padre existen miedos, pues para iniciar es necesario tener conocimientos previos, “En el caso de ser piloto, a medida que uno va volando adquiere práctica y aprende a identificar las condiciones climáticas; y en la vida como papá, es algo muy parecido, a medida que pasa el tiempo tienes más experiencia” afirma
Sus hijas son encantadas con su trabajo, pues tener un papá que vuela no es muy común, además ya han tenido la oportunidad de volar en parapente, no con su padre, pero si con sus tíos, una aventura que han repetido cerca de 5 veces. Para Miguel, ser padre es más difícil que emprender un vuelo ya que día tras día debe aprender de las ocurrencias de sus hijas.
Gabriel Andrés Ruiz Díaz – deportista de enduro
Practica enduro handscombe, un deporte en motocicleta que prueba la resistencia del deportista en la pista, lo ha realizado durante 20 años, llegando a ser dos veces campeón latinoamericano, sin embargo hace ya algún tiempo se convirtió en su hobby. También es padre de tres hijos, el mayor de 22 años, una niña de 16 y el pequeño de 12 años, aunque son ajenos al pasatiempo de su padre viven orgullosos porque a pesar de la edad que tiene aún es un hombre con vitalidad, “ellos dicen, mi papá aguanta mucho, aguanta esos viajes largos, ese trajín de la moto, ellos viven muy contentos” manifiesta con una sonrisa Gabriel.
Cuando llegó la tarea de ser papá, ser motociclista y deportista de alto rendimiento fue difícil, “Estaba compitiendo, por lo que para mi esposa era complejo, pues este es un deporte de constancia si lo dejas pierdes el nivel, entonces sábados y domingos yo estaba viajando pero con diálogo logramos sobrellevar la familia y el deporte” comenta.
Hace algunos años tuvo un accidente que lo dejo fuera por seis meses, “Fue muy duro, estuve incapacitado, no podía trabajar, y la recuperación fue bastante prolongada” menciona Gabriel, además es consciente que desde el momento en el que se monta en su moto existen riesgos, pues no está a salvo de que alguien lo atropelle, se atraviese o pongan elementos en las rutas que puedan generar un accidente, sin embargo tiene claro que ser padre es mucho más complejo que correr una pista, “Ser padre implica muchas cosas, donde tienes que entrar a mirar dificultades o problemas que tengan nuestros hijos, encontrar las palabras y el mensaje correcto, entonces es una diferencia abismal”.
Carlos Andrés Falla Calderón – Suboficial con rango de cabo en el cuerpo de bomberos voluntarios de Sopó
Lleva la profesión de bombero en el alma, ya son 13 años dedicados a esta labor; pero antes de combatir el fuego, fue padre. Actualmente tiene 3 hijos, el mayor de 17 años, el que sigue de 12 años y una niña de 7.
Asegura que desde siempre ha tenido vocación para ayudar a los demás, así que cuando tuvo la oportunidad de vincularse a un grupo de bomberos voluntarios no lo pensó dos veces, “Ayudar a la gente es lo más gratificante, tener la oportunidad de salvar vidas, así las personas no te agradezcan, lo importante es lo que queda en el corazón” señala Falla.
Tiene claro que su trabajo implica grandes riesgos, así como pasión, dedicación y sacrificio, “En parte se sacrifica uno por otros, y a la vez se sacrifica la familia porque en cualquier momento hay llamado de salida” afirma Carlos. Por todo lo anterior, está seguro que no existe labor más dura que ser padre, “Al ser bombero la responsabilidad es conmigo mismo, y si yo me capacito, tengo mis estudios y tengo mis elementos de protección voy a poderle brindar una buena ayuda a la comunidad, pero al ser papá me capacito y entreno siendo papá”.