Después de un proceso de cuatro años, y gracias a la gestión del señor José Alfredo Rojas Páez, el municipio cuenta legalmente con la Junta Defensora de animales, la cual tendrá como función principal trabajar por los derechos de quienes no tienen voz.
Este organismo está constituido por el alcalde municipal o una persona que lo represente, el cura párroco, quién también puede designar a una persona, la personera municipal, un representante de las instituciones educativas, un representante de ONGs o entidades cívicas que trabajen el tema y un funcionario de la gobernación de Cundinamarca del sector agrícola.
La importancia de tener la personería jurídica, radica en que aquellos animalistas vinculados a la junta pueden solicitar apoyo a entidades o personas que cuenten con recursos económicos para aportar a la labor social que realizan.
Entre sus funciones principales esta la sensibilización y educación sobre el cuidado de los animales, ya que por ley son seres sintientes, y los propietarios deben tener claro que tienen a su cargo un ser vivo, que conlleva a asumir responsabilidades. Por otro lado, como función legal se realizarán seguimientos a los procesos donde se encuentre maltrato animal, de cualquier especie, ir a las veredas y verificar el estado de mascotas y animales de trabajo. Además de una verificación para que la parte legal, que es la policía o la inspección de policía reciban las respectivas quejas y se apliquen las sanciones correspondientes.
Según Alfredo Rojas, actual presidente de la junta, el impacto de esta organización depende 100% de sus actores, “en teoría si no hay interés en quienes hacen parte, la junta no sirve para mucho” asegura. Por ello hace una invitación a la comunidad para que asista a una reunión, cuya fecha está por definir, en la cual podrán conocer más información y hacer parte de la misma como voluntarios, así contribuir a mejorar las condiciones de vida de los animales soposeños.