Niños por un nuevo planeta es un hogar de protección y permanencia de infantes que han sido víctimas de violencia sexual y que además han tenido que vivir en condiciones de pobreza extrema. El hogar empezó a funcionar con 13 menores, entre los 6 y 14 años, en la casa de la directora Paola Franceschi.
Este centro lleva trabajando 14 años e inicialmente estaba situado en Bogotá en donde habían 130 menores internados y adicionalmente 100 seminternados que vivían en la calle del cartucho, quienes llegaban desde muy temprano, allí recibían educación, salud, vivienda y en la noche retornaban a su rutina en las calles. La fundación es avalada por la Organización de las Naciones Unidas contra la droga y el delito. Su labor principal es romper la cadena de abuso y maltrato, un niño que ha sido agredido sexualmente tiene un alto porcentaje a ser agresor, lo que se busca es generar una transformación a partir del amor para así lograr una generación de humano responsable, amoroso y productivo que aporten a la sociedad. Este cambio es apoyado directamente por la fundación que hace un acompañamiento a largo plazo en donde reciben el apoyo para ingresar a instituciones de educación superior, como es el caso de una joven que está estudiando psicología.
Actualmente atienden alrededor de 317 beneficiarios directos entre los 0 y los 19 años. Además se está trabajando con la población de Sopó, pues uno de los compromisos del hogar es aportar a la comunidad. La violencia sexual no discrimina condición social, género, ni municipio, aquí hay niños de todas partes de Colombia. Como proyecto a corto plazo se implementará la educación de la primera infancia en las instalaciones de la fundación.
Hay dos formas por las cuales llegan los niños, cuando el caso es denunciado por vecinos, abuelos o terceros en donde se realiza un proceso ante las entidades competentes, como la Fiscalía o Medicina legal, si ninguno de los padres quiere poner en conocimiento el caso, no podrá haber intervención por parte del centro. La otra forma es cuando Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) remite los casos directamente, además es importante resaltar que esta institución es quien da la licencia de operación de la fundación.
En este Centro también hay lugar para madres, es el programa de ‘‘Ninanas’’, mujeres de 18 años que han tenido una vida muy ligada al consumo, prostitución, abuso o que no han terminado sus estudios. Ellas trabajan de una manera digna y reciben el apoyo para terminar sus estudios.
Allí cuentan con psicólogos, trabajadoras sociales, fonoaudiólogas, terapistas ocupacionales, apoyo en mercadeo y comunicaciones, enfermeras, contaduría y voluntarios en pediatría y odontología, igualmente se han podido involucrar algunas personas de la comunidad, generando empleo en el municipio.
Por ahora el hogar solo tiene sede en Sopó y se espera expandir ya que en Colombia no hay un proyecto de institución privada de protección de niños víctimas de violencia sexual y se convertiría esta en la institución más grande de Colombia y una de las más grandes en Latinoamérica.
Los apoyos que sostienen esta fundación son realizados por comunidades, miembros de la farándula nacional y empresas privadas, pero aún así presentan muchas dificultades en las necesidades básicas, el principal problema son los recursos económicos que tratan de solventar con la creación de proyectos propios. Cada día se busca vincular empresas que previamente miran el proyecto y las condiciones con el fin de obtener un auspicio, pues la nómina generalmente no está cubierta.
El 15 de marzo será el lanzamiento de la nueva sede, en donde están invitadas todas la entidades del municipio y la comunidad en general para que se enteren de primera mano de todos los servicios que presta la fundación. El objetivo de esta estructura es tener aproximadamente 500 niños internados de los cuales el 40% sean del municipio. “Aquí se están construyendo sueños y transformando país”, dice Oscar González Yepes encargado de comunicaciones y mercadeo de la fundación.
La labor con la comunidad no para allí, se espera poder abrir psicología gratuita para tratar diferentes tipos de violencia brindando apoyo a los habitantes de nuestro municipio, no ajeno a esta problemática social, pues según datos de la Comisaría de familia de Sopó en los últimos cinco años se presentaron 53 casos denunciados por abuso sexual a menores entre 0 y 17 años.
Por otro lado se están capacitando a los docentes para que identifiquen cuando un niño está siendo víctima de violencia sexual. “Porque un niño violentado no tratado puede convertirse en agresor mientras que un niño violentado tratado puede convertirse en protector” así lo afirma la directora y gestora de este gran proyecto Paola Franceschi, mujer CAFAM en el 2009.