¿Soy creativo?

En el actual ámbito educativo se proyecta el desarrollo de una personalidad con rasgos creativos en los individuos que les permita enfrentarse a las exigencias del mundo moderno y competir dentro del mercado laboral propio de la globalización.

Sin embargo, muchos seres humanos se auto consideran como poco creativos, pues cuando se enfrentan a resolver algún tipo de tarea que implique hacer uso de la creatividad, obtienen resultados poco satisfactorios, para ellos mismos y para los demás; esto ha llevado a plantear que la creatividad es un don que únicamente está presente en un grupo limitado de individuos y que por lo tanto, no puede ser desarrollado en la mayoría de personas.

A pesar de esta concepción, muchos investigadores han logrado demostrar que la creatividad no es un “don” de unos pocos, por el contrario, es parte natural del ser humano y expresan que el desarrollo del pensamiento creativo es esencial para la adaptación del individuo en el mundo actual.

Afirman, además, que todos somos creativos, pues la creatividad está basada en los mismos procesos cognitivos que las personas utilizan en su pensamiento común y corriente, tales como: recuperación desde la memoria, formación de imágenes mentales y uso de conceptos.

Se reconoce también que los productos creativos se caracterizan por ser apropiados y novedosos dentro del contexto en el que se crean, y se plantea que las ideas innovadoras surgen de la mezcla y la adaptación que hace el individuo entre las nuevas y viejas ideas e información y la forma en que estos elementos difieren entre ellos.

Esto puede tranquilizar a muchas personas que se han atrevido a lanzarse al descubrimiento de sus habilidades y han sentido en algún momento que sus productos iniciales se parecen a algún objeto o imagen existente en su contexto cercano; lo que se desconoce es que el comienzo de la creatividad es ese mismo, pues el hombre no crea a partir de la la nada, por el contrario, en una etapa inicial siempre busca integrar sus experiencias personales, narradas con otros elementos de su creación. Así mismo no se debe desconocer la influencia del aspecto emocional ya que todo sentimiento o toda emoción, tienden a manifestarse en determinadas imágenes concordantes con ella, como si la emoción pudiera elegir ideas congruentes con el estado de ánimo que domina al individuo en un instante.

Lo anterior reafirma una vez más, que todos por naturaleza somos creativos y que las diferencias en la creatividad de los sujetos están basadas en el volumen de conoci-miento que se maneje y en la forma de aplicar-lo, más no en habilidades mentales inexplicables o en diferentes tipos de inspiración.

Esto nos permite fomentar una reflexión en el ámbito edu-cativo, ya que dentro de las aulas de clase, la creatividad puede verse involucrada en procesos como la escritura, y en áreas como las artes, las ciencias naturales, la matemática etc., dentro de las cuales se pueden gestar proyectos que permitan al estudiante hacer creaciones a partir de los conocimientos adquiridos y de las experiencias personales, orientándolos para que puedan traer de su memoria algunas imágenes que les sean útiles, y construir a partir de éstas algún producto que responda a una demanda.

Hay que considerar que las primeras creaciones nunca serán las definitivas, sino que cada estudiante deberá iniciar un proceso de interpretación que le permita hacerse conciente del tipo de relación que hizo entre vieja y nueva información, y así motivar el reconocimiento dentro de la creación, teniendo en cuenta, quizás, una mayor funcionalidad o una generalización de lo creado a otros contextos, para ir incrementando lo novedoso y lo original.

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