Por un pueblo bien informado

Aparece publicado en el periódico El Comercio un sondeo muy halagador sobre la gestión de la administración saliente, y me surge la pregunta acerca de la metodología que aplicaron y la población a la que corresponde la “muestra”, porque me da la impresión, por lo que he podido recoger de las personas con quienes hablo regularmente, que la imagen de la administración no es tan favorable como allí se menciona.

Reconozco que casi todas las administraciones presentan desgaste en su fase final, lo que no quiere decir que deba aceptarse como algo natural o inevitable, este fenómeno obedece a la falta de dinamización de la administración. No suele plantearse un diálogo que permita mantener la identidad y la legitimidad del gobierno.

Por lo general la administración con el paso del tiempo se distancia de la población y de los principios que le sustentaron en un comienzo; así mismo va perdiendo su compromiso y se encierra en el poder y en la búsqueda de los mecanismos para perpetuarse en él.

Pero pienso que este panorama es propio de una sociedad subdesarrollada en la que el gobierno es visto como un medio para que determinados sectores accedan más fácilmente a un escenario altamente favorable a sus intereses económicos. Es decir que se accede al poder para manipular los medios administrativos y normativos en favor de proyectos muy concretos. Un ejemplo de ello fue la revisión y ajuste al Plan de Ordenamiento Territorial, en donde se pudo ver cómo la administración dirigió sus esfuerzos hacia el fortalecimiento de un sector muy específico de la economía local, como lo es el negocio de la finca raíz.

Lo que acabo de mencionar es sólo un ejemplo de cómo se van sesgando las acciones de una administración, y en este caso ha sido tan evidente, que es apenas lógico que se deslegitime, por ello no puedo ser tan crédulo con las cifras comentadas; no puede ser que después de tanta desidia con el interés general, se le premie a un gobierno con un alto índice de aprobación; pero si así lo fuere, estoy convencido de que estamos frente a un problema de falta de información.

Ahora bien, de cara a un nuevo periodo de gobierno, la responsabilidad de quienes hemos sido escogidos para trabajar en las instituciones políticas municipales, es que seamos responsables con la información y con el diálogo permanente con la comunidad. Tenemos que ser capaces de romper el círculo, de manera que seamos siempre representantes de lo conveniente, por relativo que esto suene; lo que implicará ceder ante los argumentos y estar comprometidos con el conocimiento.

Pero para que esto sea una realidad necesitaremos que el pueblo venga a protagonizar la discusión política, pero un pueblo responsable, dinámico e informado, que reaccione, que exija y que aprenda.

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